Rev. chil.
neuro-psiquiatr. v.47 n.2 Santiago jun. 2009
http://dx.doi.org/10.4067/S0717-92272009000200008
REV. CHIL. NEURO-PSIQUIAT 2009;47(2): 153-162
TRABAJO
ESPECIAL
El concepto de salud mental en la obra de Erich
Fromm
The concept of mental health in Fromm's work
Enrique Ubilla1
1 Consulta
privada en Hamburgo. Miembro de la Sociedad Internacional Erich Fromm desde su
fundación en 1985 en Tubingen, Alemania.
Resumen
La obra de Erich Fromm se destaca por una visión
holística del Hombre. Una preocupación permanente en su obra fue superar el
dualismo clásico individuo vs sociedad y desarrollar una visión integradora
fundamentada en la relación dialéctica de ambos. El resultado de esto fue su
teoría caracterológica con su concepto de carácter social por un lado; y por
otro lado su concepto de salud mental. En su labor clínica enfocó su atención a
los fundamentos primarios que leterminan la salud mental delHombrey la consiguiente
patología cuando estos son entrabados en su desarrollo. Su visión
bio-psico-social conduce por lo tanto a un concepto de salud mental integrativo
que excede las definiciones médicas tradicionales de su época. Lo fundamental
de la visión de Fromm es su comprensión de la situación particular del Hombre
en el mundo que él llamó conditio humana.
Palabras clave: Salud mental, concepto holístico, condición humana.
Erich
Fromm's work is unique due to his holistic vision of man. His main interest was
to overcome the traditional dualism between individual vs. society and to
develop a fundamental concept that integrates the dialectical relationship of
both. As a result, this was his characterological concept
of social character on the one side, and the concept
of mental health on the other side. In his clinical work he focused his
interests identifying the foundations which determines man's mental health and
the ensuing pathology when man is unable to develop it. His bio-psycho-social
vision of man, therefore, led to an integrative concept of mental health which
exceeded traditional medical definitions of his time. Fromm's fundamental view
is his comprehension of the particular human situation in the world, what he
calledhumnn condition.
Key words: Mental Health,
holistic concept, human condition.
Rev Chil Neuro-Psiquiat 2009; 47 (2): 153-162
Introducción
Fromm fue uno de los precursores de una visión que
hoy día se denominaría holística e integradora del Hombre y de su salud. Fromm
buscó en particular una síntesis de la sociología y el psicoanálisis. Aplicado
esto a la salud mental significó, entre otras cosas, que Fromm nunca perdió de
vista la sociedad detrás de cada individuo y su psicoanálisis del paciente
individual siempre fue al mismo tiempo análisis de la sociedad en la cual este
vive.
Erich Fromm formula en su libro postumo "La
patología de la normalidad"1, interrogantes básicas que serán
el tema de este trabajo. ¿Cuáles son estás preguntas? Primero: ¿Es la salud
mental un fenómeno relativo y que depende de la definición que da la sociedad
correspondiente? Segundo: ¿Es el criterio de normalidad, es decir del
estado mental colectivo o general el canon por el cual se define la salud
mental? Tercero: ¿Son ciertas manifestaciones mentales necesariamente signos de
enfermedad? Cuarto: ¿Es la adaptación a las circunstancias reinantes en una
sociedad un signo obligatorio de salud mental? Quinto: Si la salud mental fuera
un fenómeno que sólo puede ser definido en el marco de una sociedad y época
específica a analizar, esto llevaría al conocido relativismo sociológico. Si
por el contrario el Hombre estuviera determinado biológicamente y su desarrollo
sólo fuera mostrando lo que ya está programado de antemano en él nos
encontraríamos con un determinismo biologista absoluto. ¿Qué posición asume
Fromm entre estos dos extremos? Sexto: ¿Es posible llegar a una definición
general y válida para diferentes sociedades y épocas? Esto último significaría
de que sería posible hablar de una psicología objetiva o como lo diría Erich
Fromm, una Ciencia del Hombre.
La base humanista del concepto de salud mental en
Fromm
Su concepto presupone un fundamento básico que se
contrapone a la idea relativista-sociológica2. Fromm desarrolla al
contrario la idea del Hombre universal. Él estaba profundamente convencido que
el Hombre es básicamente idéntico en todos lados y épocas en cuanto a sus
necesidades básicas. Ésta es una convicción que Fromm cree poder deducir de su
experiencia clínica. A partir del supuesto anterior Fromm llega a otro más,
según el cual: "Existen en la realidad juicios de valor objetivamente
válidos y que no se supeditan a cuestiones de gusto o creencia"3.
La base de ambos postulados está dada por la perspectiva desde la cual Fromm ve
al Hombre y ésta no es otra que la situación en la cual el Hombre llega al
mundo por un lado y por otro lado las necesidades básicas que se derivan de su
condición físico-mental y social. Por lo tanto Fromm entiende al Hombre desde
una perspectiva materialista y define la salud mental desde una visión
primariamente ética, es decir, se pregunta que es lo que hace bien al Hombre y
que lo daña.
Erich Fromm fue un pensador que no dejó de lado el
aspecto biológico de la vida humana, como se le ha criticado a veces. Su
crítica a la teoría de la libido, por ejemplo, como modelo para la explicación
de la motivación y del comportamiento, se basa -al contrario de la teoría
freudiana-, en su concepto más amplio y menos mecanicista, que le otorga un
espacio relativamente importante a la teoría de la libido, pero que no se queda
en ella y la excede. El homo eroticus de Freud, es parte del hombre
universal, de la naturaleza humana, pero no alcanza a explicarlo en toda su
dimensión.
Fromm se remonta a dos cuestiones biológicas
primarias de mucha importancia respecto del transcurso del desarrollo tanto
filogenético como ontogenético. La primera de estas cuestiones es el
debilitamiento del instinto, cuya posición está en relación inversa al
desarrollo de la complejidad del sistema nervioso central. Cuanto más alto se
posiciona un animal en la escala taxonómica, tanto más débil es su instinto
afirma Fromm. Este hecho tiene por lo menos dos caras: una, que los
automatismos instintivos en los seres vivos superiores no se dan según un
modelo rígido de estímulo-reacción, sino que aquí existe una cierta
flexibilidad. Esto podría ser en el peor de los casos peligroso, pero, y esta
es la otra cara, esta situación posibilita al mismo tiempo un proceso de
importancia decisiva: El aprendizaje, el cual se caracteriza por un amplio
espectro de posibilidades, que pueden surgir durante el desarrollo del mismo.
El debilitamiento del instinto por sí solo sería fatal, si no se hubiese
desarrollado al mismo tiempo otra dimensión en la filogénesis, lo cual es para
Fromm la segunda cuestión biológica básica: El desarrollo del cerebro. Éste
alcanza su desarrollo máximo en los seres humanos, por lo cual el hombre es
capaz de compensar los mecanismos instintivos menos desarrollados y desplegar a
partir de ahí según Fromm dos fenómenos específicamente humanos: Cultura e
historia.
El otro aspecto es la ontogénesis. Fromm afirma que
no hay en todo el reino animal ninguna forma de vida tan desamparada e incapaz
de sobrevivir -visto desde un punto de vista fisiológico- como el bebé humano.
La inmadurez en todos los aspectos que un recién nacido manifiesta, es extrema.
Un recién nacido librado a su suerte podría sobrevivir apenas un par de días.
Esta falta de madurez no dura un corto lapso de tiempo, como en los animales,
sino años. El humano recién nacido es extremadamente sensible a las
temperaturas, no puede si quiera coordinar sus movimientos, ni reconocer un
peligro determinado. El niño humano es más dependiente en comparación que
cualquiera de sus escasos coetános -salvando todas las distancias dentro del
reino animal-, ya que le falta el armamento instintivo indispensable y la
madurez neuroana-tómica.
A pesar del gran tamaño del cerebro de un recién
nacido, éste no le sirve de mucho a causa de su inmadurez. Es necesario crear
determinadas condiciones para el desarrollo del cerebro.
El niño es al nacer el ser más débil de todos. Esta
debilidad representa a la vez su fortaleza. Ningún otro ser viviente posee una
capacidad semejante de aprendizaje, ningún otro puede desplegar tantas
posibilidades y alternativas en el transcurso de su desarrollo, ningún otro
puede alcanzar tan alto grado de libertad. Que todos estos potenciales puedan
ser desarrollados o no, esto depende de una serie de condiciones del entorno
que lo rodea. De manera crítica habría aquí que mencionar la abundante
bibliografía existente en las últimas décadas de la investigación del lactante
y de la primera infancia que muestran de manera contundente las habilidades
comunicativas y emocionales (en especial la teoría del vínculo de John Bowlby y
las investigaciones de Daniel Stern), que permiten al infante crear lazos
afectivos fuertes que lo protegen del desamparo y del abandono. Sin embargo,
estos estudios no ponen en cuestión la observación básica de Fromm de la
inmadurez psico-motora y la dependencia frente al entorno físico-emocional del
niño.
La situación humana específica
El hombre se encuentra en una situación particular,
que lo define específicamente. Fromm la llama la Situación Humana y con
eso quiere decir lo siguiente: Como el Hombre puede pensar gracias a la
capacidad de su cerebro, ocurre con él algo que va a determinar gran parte su
vida: Él trasciende la naturaleza. Él es parte de la naturaleza, pero a la vez
puede reflexionar sobre ella y es consciente de sí mismo y de su situación de
separación de la naturaleza. El viene de la naturaleza y no obstante, no forma
con ella una unidad. El nacimiento corporal representa así el paradigma de su
separación de ella. Fromm entendió precisamente de esta manera el mito bíblico del
paraíso. Dice: "El hombre, que vive en el jardín del edén en absoluta
armonía con la naturaleza, pero sin consciencia de sí mismo, inicia su historia
con el primer acto de libertad, con la desobediencia de un mandamiento. Al
mismo tiempo se transforma en él mismo, consciente de su particularidad y de su
desamparo, es expulsado del paraíso y dos ángeles con espadas de fuego le
impiden su regreso"4.
El Hombre es parte de la naturaleza, no obstante
está separado de ella, porque la trasciende. Podría intentar recrear la armonía
perdida, que tanto anhela. Pero esto resulta imposible. El puede, sin embargo,
intentar crear una nueva armonía. De esto resultan según Fromm dos tendencias
básicas: El hombre tiende como ser bio-psi-cológico al crecimiento, pero a causa
de su origen tiende a regresar al seno materno. Progresión y regresión
representan los polos a los que el hombre se inclinará, según el tejido
personal y social. Ésta contradicción no puede quedar sin resolver. El Hombre
intenta resolverla. Las soluciones estarán condicionadas nuevamente por el
contexto socio-histórico y natural. Asimismo son limitadas, ya que el hombre no
es ilimitadamente moldeable y sus necesidades tienen que ser resueltas de
alguna manera.
El hombre tiene que, al igual que los animales,
sobrevivir físicamente y luchar por eso. Sin embargo, según Erich Fromm, existe
para el hombre un peligro específico. Fromm escribe: "Él (el Hombre) no
solamente tiene que luchar contra el peligro por sobrevivir, no luchar por no
morir de hambre y ser herido, sino también contra lo específicamente humano: El
peligro de volverse loco. No sólo tiene que protegerse del peligro de perder la
vida, sino también del peligro de perder la razón"5. Fromm es
de la opinión, que el hombre está obligado a crear una nueva armonía con la
naturaleza, ya que no podría soportar su separación ni un segundo, o bien
podría enloquecer a causa de lo insoportable de este estado.
La consciencia de estar separado es una de aquellas
contradicciones a las que Fromm denomina existenciales. A ella se le suma otra,
la muerte. Fromm escribe: "El hombre es consciente de ella (de la muerte),
y esta consciencia influye decisivamente en su vida [...] Le es algo sumamente
extraño, que no puede asociar con ninguna experiencia de la vida"6.
También esta contradicción existencial tiene consecuencias significativas.
Otros dos hechos se encargan de que el hombre se diferencie de los animales y
que a través de eso se vuelva específicamente humano: la razón y la capacidad
de abstracción.
Todos estos factores, que determinan
definitivamente la conditio humana, llevan a que el Hombre tenga ciertas
necesidades, que si bien no pueden percibidas directamente, pueden ser
explicadas a partir de sus actos. Esta es la consecuencia más importante que
saca Fromm de su análisis y que fundamenta finalmente su concepto de salud
mental: Producto de su situación específicamente humana con la cual el
Hombre llega al mundo, esta determina en él ciertas necesidades que son
insoslayables, pues deben ser satisfechas. De que manera estas necesidades son
satisfechas es algo que dependerá sobre todo del contexto histórico-social y
natural. La forma en que estas necesidades sean adecuadamente satisfechas o no
determinarán finalmente el grado de salud mental que el Hombre pueda desarrollar.
Lo interesante de este concepto es que puede entenderse como un concepto
evolutivo abierto, puesto que no sabemos si el Hombre en su evolución
desarrollará nuevo tipo de necesidades básicas y si las formuladas por Fromm
siempre han estado presentes. Fromm tampoco dice en sus escritos que las
necesidades básicas por él mencionadas sean las únicas y eternas.
Las necesidades básicas resultantes de la condición
humana
Fromm define estas como las siguientes: La
necesidad de vínculo, de un marco de orientación, de poder entregarse a algo,
de arraigo, de identidad y de trascendencia.
La necesidad de vínculo
Como ya hemos visto, el hombre ha perdido para
siempre la unidad original. Ahora es libre, pero se encuentra solo y ese estado
lo angustia. Una completa y eterna separación no solamente lo torturaría, sino
que lo llevaría también a la locura. Necesita crear nuevos lazos, nuevos
vínculos con el mundo. La manera, en la que busca relacionarse depende de
muchos factores históricos, culturales, familiares, socio-económicos y
políticos. Si el modo específico de relacionarse que él desarrolla le permite
crecer o coarta su libertad es en principio secundario. No es que la libertad
no tenga importancia, pero libertad y vínculo pueden contraponerse dentro de un
marco social determinado, lo que es demostrado por la historia y nuestro
presente.
La necesidad de un marco de orientación y de un
objeto de entrega
Fromm ve al Hombre en su situación primaria como
ser desorientado. Lo que otorga a los animales un marco de orientación son sus
automatismos de origen biológico, algo que el hombre no posee de manera tan
desarrollada. El Hombre tiene que decidir continuamente para poder alimentarse,
protegerse, procrearse etc, pero la brújula instintiva no le fue concedida al
nacer y tiene que intentar orientarse de otra manera. El hombre dispone de
razón y capacidad de abstracción e imaginación. Estas capacidades "lo
llevan a orientarse en el mundo, no sólo de manera física, sino también
espiritual y sensorial"7. La razón es el instrumento que le
sirve para comprender la realidad objetivamente y llegar así a la verdad.
En relación a las necesidades de orientación y de
entrega Fromm distingue dos planos. El primero y más importante es el
existencial, el segundo define la calidad de vida. El existencial tiene que ver
con la necesidad de algún tipo de marco de referencia. Si este es correcto o
no, no es de importancia primaria. Y justamente, porque la necesidad es tan
grande, la sociedad puede darle al hombre un marco de referencia inadecuado a
sus necesidades básicas. Éste será, sin embargo, siempre mejor a que no pueda
darle ninguno. Este primer plano determina, según Fromm, la salud o la
enfermedad mental.
El segundo plano define la felicidad o la
desgracia, es decir la calidad de vida. Aquí se trata de la cuestión del
contacto con la realidad a través de la razón. Cuanto más desarrollada sea la
razón, tanto más objetivo será el contacto con la realidad y tanto menos
tenderá el hombre a enajenarse. La orientación se volverá por tanto más amplia.
Fromm es de la opinión, que no basta únicamente el marco de referencia para ser
capaz de actuar. Él escribe: "El hombre necesita también una meta, que le
indique hacia donde tiene que ir"8. Aquí se trata de la
entrega, de su fervor o pasión por algo. El entregarse de lleno a algo hace al
hombre capaz de actuar, porque integra y canaliza la energía humana en una
dirección determinada. A partir de ahí el hombre supera su existencia aislada,
con todas sus dudas e inseguridades y le otorga sentido a su vida. "Cuando
se entrega fuera de su yo aislado, se trasciende a sí mismo y abandona el
encierro de su relación absoluta con sí mismo"9.
La necesidad de arraigo
Si continuamos con la metáfora del paraíso,
llegaríamos a una nueva afirmación: Cuando el hombre es expulsado del paraíso,
pierde su patria, sus raíces naturales. No puede volver, sólo le queda buscar y
encontrar una nueva tierra, echar nuevas raíces. Exactamente así es la
situación fisio-anatómica del ser humano. El niño abandona el seno materno
contra su voluntad, pierde su tierra madre, es separado de su madre y pierde
sus raíces. "Únicamente puede prescindir de sus raíces naturales, al
encontrar nuevas raíces, y sólo después de haber encontrado ese nuevo
arraigamiento, puede volver a sentirse en el mundo como en casa"10.
Así explica Fromm dos fenómenos a la vez. El primero es el fuerte vínculo del
niño con su madre y el segundo es el complejo de Edipo, el cual Fromm somete a
una relativización considerable. Sin renegar de los elementos sexuales en el
complejo de Edipo, Fromm cree que la tendencia incestuosa del niño hacia a su
madre es la expresión de una necesidad profunda: De la necesidad de seguridad y
arraigo pri-mordialmente, que alguna vez le fueran otorgadas al niño a través
de su madre y no una necesidad sexual primaria hacia la madre.
Tan importante como el vínculo hacia la madre es la
creación de nuevos vínculos. La fijación del vínculo con la madre bloquea el
desarrollo del individuo. No lo deja crecer. La psicopato-logía nos muestra
cantidades de ejemplos acerca de las consecuencias de tal fijación.
El hombre tiene una sola posibilidad, si quiere ser
sano, poder desarrollarse y sentirse como en casa postula Fromm: Encontrar una
nueva tierra, crearla y echar nuevas raíces. Esto se logra relacionándose con
otros.
La necesidad de identidad
Esta necesidad tiene su origen en las bases de la
propia naturaleza humana: El Hombre experimenta un proceso de
individualización, es decir, se torna consciente de sí mismo y de su
separatidad, porque ya no conforma una unidad con la naturaleza y posee razón y
también capacidad de abstracción. Puede decir "yo" y puede también
diferenciarse de otros hombres. El animal, al no trascender la naturaleza, no
tiene necesidad de identidad. Según Fromm: "El animal es vivenciado, el
Hombre, por el contrario, se vivencia a si mismo"11. Justamente
por ese motivo necesita "sentirse el sujeto de sus propios actos"12.
El término identidad describe un proceso complejo.
En las distintas sociedades que conocemos hasta hoy, el Hombre ha encontrado o
descubierto diferentes caminos para satisfacer su necesidad de identidad. El
proceso de identidad está condicionado históricamente. Para ilustrar esto,
Fromm da un ejemplo: "En el mundo medieval cada individuo era identificado
a través de su rol social dentro de la jerarquía feudal. El campesino no era un
hombre, que casualmente se hubiese vuelto campesino; el señor feudal no era un
hombre que por casualidad hubiese llegado a señor feudal. Eran campesinos o
señores feudales, y ese sentimiento de estado constante era parte esencial de
su sentimiento de identidad. Luego, con el derrumbe del sistema feudal, ocurre
una conmoción en el sentimiento de identidad y se suscita la profunda cuestión:
¿Quién soy?"13.
El segundo plano del sentimiento de identidad
abarca otra dimensión, la de la relación. Tan pronto como el niño pueda decir
"yo", se volverá consciente de su separatidad. Este estado no está libre
de angustia. El Hombre dispone en este plano sólo de algunas alternativas. En
condiciones ideales puede desarrollar el sentimiento de identidad a través de
la afirmación de la propia individualidad. En condiciones algo más
desfavorables el Hombre creará un sentimiento de identidad a través de la
identificación con su raza, nacionalidad, religión, etc. Abandonará su
individualidad y dirá "yo soy nosotros"14.
Si el hombre no puede superar el estado
preindividual, porque por ejemplo, su madre no estimula y permite su tendencia
a la autonomía, entonces ese hombre no podrá decir "yo". Su
sentimiento de identidad existe únicamente en comunión con la madre y en el
fondo no se podrá hablar de individualidad, ya que ese hombre no se percibe
como un ser distinto. Se sentirá protegido y seguro en presencia de su madre,
pero será incapaz de desarrollar las capacidades que lo definen como Hombre. El
precio de la simbiosis es la falta de desarrollo de su unicidad y de la
humanidad que lo habita.
En nuestra sociedad muchos hombres exteriorizan un
tipo de identidad, que, según Fromm, está constituida sobre el conformismo de
masas. Esta percepción de identidad le otorga al hombre también seguridad y una
cierta protección. El precio a pagar es en la mayoría de los casos, la
limitación de la propia libertad y del desarrollo, y con esto también de la
salud mental y la felicidad.
La necesidad de trascendencia
El Hombre trasciende la naturaleza a través del
simple hecho de ser Hombre. Es una forma fáctica, pero también pasiva de
trascender. Fromm es de la opinión, que el hombre tiene, como criatura, la
necesidad de trascender la naturaleza también de manera activa. "El
Hombre", escribe, "es introducido en el mundo sin saberlo, sin su
consentimiento, sin su deseo, y es vuelto a sacar de ahí, sin haberlo
consentido ni deseado" y continúa "no puede darse por satisfecho con
el papel pasivo de criatura; con el papel de dado, que fuera arrojado del
cubilete. El papel de ser creado lo oprime tanto, así también como el azar y la
pasividad de su existencia como criatura que trata de superar este estado de
cosas convirtiéndose en su propio creador"15.
Fromm reconoce en esta necesidad una de las raíces
humanas del fenómeno creativo: el arte, la religión y la producción material.
También el amor, entre otras cosas, tiene aquí su fundamento. Lo creativo no es
considerado aquí un mecanismo de defensa en el sentido psicoanalítico (llamado
sublimación), sino más bien una necesidad humana específica, que es entonces
despato-logizada.
La necesidad de trascender puede aparecer como un
aspecto creativo-productivo. En cambio el hombre que por algún motivo no puede ser
creativo-productivo, necesitará satisfacer esa necesidad de otro modo. Se le
ofrece entonces otra posibilidad: Si no puede producir vida, ni arte, ni
ninguna otra cosa, entonces puede alcanzar la satisfacción de la necesidad de
trascender a través de la destrucción de la vida y de lo vivo.
Individuo versus Sociedad
A diferencia de Sigmund Freud, Erich Fromm no parte
de un conflicto o de un antagonismo inmanente entre individuo y sociedad. Freud
era de la idea, de que el Hombre es naturalmente un ser asocial, que debe ser
domado, para que la vida social le sea posible. El Hombre freudiano libra una
batalla contra la sociedad, quien lo imposibilita de satisfacer sus impulsos y
sus pasiones sin demora alguna y sin tomar en consideración a los otros. La cultura
es, por lo tanto, el resultado de un proceso represivo que afecta especialmente
a la vida sexual. Fromm no reconoce a ningún hombre no socializado y la cultura
no es necesariamente la consecuencia de una represión de las pulsiones según
él.
El Hombre establece desde muy temprano un vínculo
con otros. La investigación de las últimas décadas sobre la primera infancia ha
hecho valiosos aportes al respecto. Remitámosnos a los trabajos de Rene Spitz,
John Bowlby, Margaret Mahler, Daniel Stern y otros quienes han revolucionado
nuestra percepción de la vida durante la primera infancia.
El Hombre llega a una sociedad determinada, que lo
moldea en gran parte. El niño incorpora no sólo de una forma pasiva las
costumbres y valores de su sociedad. También necesita adaptarse activamente a
las condiciones socio-económicas y culturales, si quiere tener alguna chance en
su sociedad de satisfacer sus necesidades. El resultado de este proceso es la
formación del carácter de un individuo, que según Fromm, puede entenderse como
una suplantación de lo instintivo y así de un instrumento para su vida en
sociedad.
Fromm formuló el concepto del carácter social,
derivándolo del concepto freudiano del carácter individual, partiendo de la
hipótesis, que la sociedad moldea a sus integrantes de un modo específico para
esa sociedad, de manera tal que se puede hablar de una matriz común, la cual
por su parte tiene su origen en las exigencias socioeconómicas propias de esa
sociedad. A diferencia de Freud el concepto del carácter social permite
precisamente establecer la interacción entre el individuo y su sociedad y como
esta última plasma la personalidad individual. De ahí se deduce la idea de que
una separación tajante entre individuo y sociedad no sólo sea sostenible.
La salud mental
"Nuestro concepto de salud mental depende de
nuestro concepto de la naturaleza del Hombre"16, dice Fromm.
Esta frase parece haber sido copiada por los autores del libro antes citado
(Der Krankheitsbegriff in der modernen Psycho-therapie), en el cual se lee que
ha de tenerse presente: "La visión del Hombre y la teoría de la
personalidad...de los fundadores de teorías y escuelas psicoterapéuticas"17.
Hemos visto, que la vida psíquica -así como la fisiológica- están sujetas a
ciertas leyes determinadas. También hemos establecido que la adaptación a los
requerimientos de una sociedad determinada no son siempre sinónimo de salud
mental. El mero hecho de funcionar en la sociedad nada nos dice respecto del
estado mental de sus miembros. Si los integrantes de una sociedad funcionan
bien y se adaptan, pero al mismo tiempo se aburren, beben demasiado, pasan
largas horas frente a la televisión y no pueden gestar su vida de manera
creativa y espontánea, entonces la conclusión es que ocurre algo poco
saludable. En analogía al concepto de carácter social versus carácter
individual Fromm formuló un concepto, que posibilita hacer una distinción entre
neurosis individual y aquellos fenómenos colectivos, que no son considerados en
principio neuróticos. Algunas escuelas psicoterapéuticas distinguen en este
sentido entre "patología clínica" y "patología de la
normalidad".
En el caso de una sociedad, en la que los Hombres
manifiestan ciertos síntomas colectivos, pero que no se manifiestan por ejemplo
como neurosis, Fromm habla de un defecto soáalmente predeterminado. Si
todos o la mayoría de los miembros de una sociedad manifiestan ese tipo de
defecto, entonces ocurre lo siguiente: "él (el individuo) no lo percibe
como un defecto, y su seguridad no peligra por tener la sensación de sentirse
diferente, un marginal. Lo que puede perder en cuanto a su riqueza interior y a
su verdadero sentimiento de felicidad será compensado por la seguridad que le
da el sentimiento de pertenecer al resto de la humanidad "así como él
la conoce"18. Toda sociedad crea, en todo caso,
determinados antídotos, que le permiten al hombre "vivir con un defecto
sin enfermarse"19. Fromm emplea aquí la palabra enfermo en
un sentido corriente. Si sacáramos de circulación por un tiempo estos antídotos
en nuestra cultura, la televisión o el fútbol, entre otros, entonces
presenciaríamos la manifestación de muchos problemas que entonces
calificaríamos de neuróticos. Esta hipótesis fue confirmada empíricamente. En
el marco de una investigación sobre el papel de la televisión en la
comunicación dentro de la familia, se les pidió a diferentes familias
sencillas, que pasaran una semana sin la televisión. El resultado fue
sorprendente: No sólo se manifestaron cantidades de problemas de comunicación
en las familias, sino también, paralelamente a eso, se dio una serie de
fenómenos psicosomáticos, que llegaron inclusive hasta ataques de nervios.
Luego de una semana, al ser devuelto, el aparato fue recibido como un hijo
perdido.
Este ejemplo abre una interesante dimensión, que
fácilmente es pasada por alto. El Hombre puede adaptarse a muchas situaciones
incómodas, pero si sus necesidades básicas no están siendo satisfechas,
reacciona. El reacciona a través de manifestaciones funcionales o
psicosomáticas, reacciona a través de la apatía o del mal humor. Su reacción
muestra, que posee un núcleo, que no es infinitamente moldeable. La televisión
es un antídoto, cuya presencia pone en claro, lo que ocurre bajo la superficie
del conformismo y de la adaptación. Si alguien es sometido a insomnio,
probablemente manifestará irritabilidad, una conducta agresiva, impulsos
descontrolados. Si alguien manifiesta esas mismas reacciones, porque el
televisor se ha descompuesto, entonces esto significa algo bien diferente.
¿Y qué es lo que ocurre con la neurosis? ¿Con la
psicosis? Si la adaptación y el funcionar de un individuo fallan en el marco de
una sociedad determinada, se está frente a una de estas dos enfermedades. Fromm
hace aquí la siguiente distinción: neurosis es una falla parcial, psicosis una total
en la adaptación y en el funcionar.
Cuando un hombre -en un sentido corriente- enferma
de neurosis, cabe preguntarse, ¿qué factores lo llevaron a manifestar esta
problemática? Aquí surgen también otras cuestiones:
1. ¿Cómo se expresa una patología determinada en
este hombre?
2. ¿Cómo debe entenderse, que justamente éste
y no otro hombre se enferme, si bien la sociedad ejerce su influencia en igual
medida sobre todos sus integrantes?
3. ¿Es la manifestación de una sicopatología
un signo de un desarrollo individual defectuoso, de una sensibilidad patológica
o será que aquellos hombres, que manifiestan una enfermedad, son más sanos que
los normales, porque reaccionan a través de síntomas psíquicos ante una
sociedad, una familia o una empresa insana?
La manifestación de síntomas neuróticos hace
evidente, según Fromm, en primer lugar la falla de aquellos mecanismos que
impiden que un defecto socialmente predeterminado se manifieste, demuestra que
el antídoto no ha hecho efecto. ¿Por qué el antídoto no haría efecto en todos
los miembros de una sociedad? En una conferencia en Septiembre de 1964 en NET
Cork Fromm diría lo siguiente: "Durante el transcurso de mi trabajo
psicoanalítico y a través de mi propia experiencia llegué [...] a estar cada
vez más convencido, de que la simple idea, de que el peso de la neurosis es
proporcional al peso de las circunstancias traumáticas y contextúales, no es
cierta. Cuando uno descubre que sus pacientes homosexuales vivieron con una
madre exigente y un padre débil, entonces se puede formular con esto una teoría
que explique la homosexualidad. Ciertamente uno tiene también unos diez
pacientes más, que tuvieron un padre igualmente débil y una madre tan exigente
como los otros, pero no fueron homosexuales"20. Se trata aquí
de la cuestión de la constitución. Fromm concibe a la constitución de una
manera más amplia que Freud. Curiosamente en los últimos años han aparecido una
cantidad importante de estudios que demuestran que con gran probabilidad la
homosexualidad es un fenómeno bastante repandido y que es determinado durante
el tiempo de gestación del embrión humano, es decir que es primariamente un
fenómeno ontogenético y no uno determinado psicogenéticamente.
Llegamos aquí a una etiología multifactorial de
enfermedades mentales. Tres factores, por lo menos, juegan aquí un papel
significativo. El primer factor es la constitución fisio-anatómica derivada de
la genética. El segundo factor es la condición humana con sus necesidades
básicas. El tercer factor es el contexto representado fundamentalmente por la
sociedad y la familia. Ya que no es posible modificar los factores
constitucionales lo determinante para la salud mental ocurre entonces
"entre la naturaleza humana y la sociedad21".
Estas consideraciones tienen a su vez consecuencias
terapéuticas importantes. Una de ellas es: La terapia ya no es, según esta
idea, el lugar, donde se repara a los hombres -como en un taller mecánico-,
para que vuelvan a ser capaces de adaptarse y funcionar; sino que es un lugar,
en el que el Hombre ocupa el centro y en el que el tema es su interacción con
su entorno, con su sociedad. Otra consecuencia es que se llega a una
comprensión diferente de la enfermedad y salud mental. Será necesario ampliar
en análisis. Este deberá incluir el contexto en el cual se manifiestan ciertos
signos mentales. La perspectiva unilateral del Hombre separado de su contexto
puede llevar a la cronificación de los síntomas y al desgaste de recursos
humanos y materiales sin llegar a solución alguna.
Erich Fromm se dedicó también al tema de cómo se
logra un estado de salud mental en la sociedad en la cual él vivió. Sobre esto
escribió: "La salud mental tiene que ver para mí con la superación del
narcisismo y con esto, para formularlo de un modo positivo, alcanzar la meta
del amor y la objetividad; con la superación de la enajenación y así alcanzar
identidad e independencia; con la superación de la enemistad y con ello la
capacidad de vivir pacíficamente y finalmente lograr ser productivo, que
significa la superación de la fase arcaica de canibalismo y de
dependencia"22.
La salud mental es así también entendida desde una
perspectiva ética. Fromm parte de la base que así como hay cosas buenas y malas
o la fisiología del Hombre, también las hay para la vida mental. Ciertas cosas
estimulan el desarrollo del hombre y otras lo impiden. Como el hombre y la
sociedad forman una unidad y ya que la sociedad ejerce una gran influencia
sobre el Hombre, es imposible separar la salud mental de la sociedad en
cuestión. Así reformuló Fromm la conocida frase latina en: "Mens sana in
societate sana23" .
Recibido: 19 de diciembre de 2008 Aceptado: 19 de
mayo de 2009
Referencias
1. Buchinger K. Zur Geschichte des
Krankheitsbegriffes: Über das Verhaltnis von Krankheit und Schuld. In Der
Krankheitsbegriff in der modernen Psychothe-rapie. Alfred Pritz, Hilarión
Petzold (Hrsg.). Junfermann-Verlag. Paderborn, Alemania. 1992. [1]. [ Links ]
2. Fromm E. Die
Pathologie der Normalitcit. Schriften aus dem Nachlass. Band 6. Beltz Verlag. Weinheim, Alemania. 1990. [1,3,4,22,23]. [ Links ]
3. Fromm E. Wege aus einer kranken Gesellschaft.
Gesamtausgabe. Band 4. Beltz Verlag. Weinheim, Alemania. 1990. [7, 10, 11,
13, 14, 15, 16, 18, 19, 21]. [ Links ]
4. Fromm E. Die Revolution der Hoffnung. Gesamtausgabe.
Band 4. Beltz Verlag. Weinheim, Alemania. 1990. [5]. [ Links ]
5. Fromm E. Anatomie der menschlichen
Destruk-tivitat. Gesamtausgabe. Band 7. Beltz Verlag. Weinheim, Alemania.
1990. [8,9] [ Links ]
7. Fromm E. Von der Kunst des Zuhórens. Schriften
aus dem Nachlass. Band 6. Beltz Verlag. Weinheim, Alemania. 1990. [20] [ Links ]
8. Pritz A, Petzold H (Hrsg.). Der Krankheitsbegriff
in der modernen Psychotherapie. Junfermann-Verlag. Paderborn, Alemania.
1992. [17]. [ Links ]
9. Ubilla E. Fromms Verstándnis von seelischer
Gesundheit. In Der Mensch ist kein Ding. Jürgen Meier und Fritz
Bremer (Hg.) Paranus-Verlag. Neumünster. Alemania. 1996. [2]. [ Links ]
Enrique Ubilla Godeffroystrasse 6, 22587 Hamburgo,
Alemania.
www.scielo.cl/pdf/rchnp/v47n2/art08
No hay comentarios:
Publicar un comentario